Roger Escámez dijo:
Soy Roger, de los que inauguraron las visitas
al secadero. Te escribo este mail para comentarte nuestra visita
al secadero.
No encuentro palabras que se acerquen lo suficiente
para describir la experiencia de la visita al secadero.
Lo primero que llama la atención, incluso antes de entrar,
es ese olor maravilloso a jamón, que ya te anuncia lo que verás
allí dentro.
La entrada al secadero es sencillamente espectacular, no se
puede describir. Nos llamó la atención el alto nivel de limpieza
de la instalación, en contraste a lo que uno podría esperar
de una empresa cárnica.
Todas y cada una de las dependencias te descubren
algo nuevo de vuestro proceso de curado natural, sin acelerantes
de curado y sin conservantes químicos, que desconoces antes
de entrar.
La apertura de la zona de salazón, con esos jamones asomando
de entre la sal, es espectacular.
La entrada a cada una de las salas de curado, sencillamente
no hay palabras, te sale de dentro un Oohhhhh, de dentro del
alma, que no cabe en esta página. No en vano hablamos de 80.000
piezas, si te lo cuentan, te parece increíble. si lo ves, no
te lo crees.
Por cierto, Antonio, un fenómeno: te explica
todos los detalles con una sencillez y claridad que muchos
envidiarían... con una proximidad que incita a preguntar por
los detalles del proceso de elaboración.
Al final, un muy buen detalle que se agradece, una buena tapa
de jamón y un muy buen vino, para que además del olor a jamón
que te impregna hasta el alma, te lleves un recuerdo del sabor
de estos jamones de curación natural que son sencillamente
fantásticos.
El restaurante que nos recomendaste, muy bien:
muy buena presencia, amabilidad y muy buena comida.
Los jamones, una vez en casa, buenísimos: no hay persona que
los pruebe y no diga: ¡¡¡qué bueno, donde lo has comprado que
voy ahora mismo!!! . Se nota en ellos el cariño que le ponéis
al trabajo, sólo así se consigue un resultado así de bueno.
Saludos. |